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Pensiones   7 Ene 2019

Cómo prevenir el glaucoma

Autor

Instituto BBVA de PENSIONES

El glaucoma es la segunda causa de ceguera en el mundo y tiene especial incidencia pasados los 70 años

El glaucoma constituye la segunda causa de ceguera en el mundo, después de las cataratas, pero, a pesar de su gravedad, la mitad de la población afectada desconoce que la padece debido a que no causa síntomas que adviertan de la patología. El problema es que, si no se detecta y se trata a tiempo, el glaucoma puede llegar a producir baja visión, e incluso ceguera en el 5 % de los casos. La buena noticia es que el 95 % de los casos de ceguera se podría evitar con un diagnóstico temprano.

Sólo en nuestro país el glaucoma afecta a más de un millón de personas y su incidencia se incrementa con la edad. El grupo de 50 a 59 años, la incidencia se sitúa en el 2,1 %. Esta cifra asciende al 2,3 % en personas de 60 a 69 años y, una vez pasados los 70, alcanza el 3,5 %.

El glaucoma es una lesión irreparable del nervio óptico, normalmente provocada por un fuerte aumento de la presión intraocular. Esta lesión causa una pérdida progresiva de visión.

El glaucoma se conoce como el “enemigo silencioso” ya que, en la mayoría de los casos, no se sienten molestias ni síntomas hasta que se produce una pérdida visual permanente e irreversible. De ahí la importancia del diagnóstico precoz y el tratamiento en estadios iniciales.

Para ello, los expertos aconsejan a la población mayor de 45 años someterse a una revisión ocular anual. La detección se basa en una exploración del fondo de ojo y la medida de la presión intraocular. Los ópticos-optometristas realizan estas y otras exploraciones de forma rutinaria en los establecimientos sanitarios de óptica.

¿Quién debe tener cuidado?

El glaucoma puede aparecer a cualquier edad, pero algunos grupos de pacientes son más proclives a desarrollar la enfermedad en uno o ambos ojos y, por lo tanto, deben acudir a las revisiones al menos una vez año:

  • Mayores de 45 años que no se hayan sometido a un examen ocular en los últimos años.
  • Personas con antecedentes familiares de glaucoma, en especial de familiares directos como padres o hermanos.
  • Pacientes con una presión intraocular alta.
  • Personas con miopía elevada (mayor de 5 dioptrías). El nervio óptico de los ojos miopes es más susceptible a la lesión que el de los no miopes.
  • Pacientes medicados con corticoides (en cualquiera de sus formas de administración).
  • Personas que hayan sufrido un golpe o traumatismo en el ojo.
  • Personas con diabetes. El aumento de los niveles de glucosa en sangre puede provocar graves daños en la retina (retinopatía diabética). Conviene llevar un buen control de la diabetes y someterse a revisiones oculares periódicas

En caso de que nos afecte alguno de estos factores, debemos acudir a nuestro óptico-optometrista para que nos realice un screening mediante la tonometría sin contacto, una prueba sencilla, rápida e indolora con la que se mide la presión intraocular. 

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