El plan de pensiones adecuado para un trabajador cercano a su jubilación
La cercanía a la jubilación exige mucha prudencia a la hora de asumir riesgos y hacer prevalecer el principio de preservación del capital
La fase final de la planificación de la jubilación es especialmente delicada, en el sentido de que nuestro objetivo se encuentra a la vuelta de la esquina y debemos gestionar con cautela un ahorro que hemos ido acumulando (y posiblemente haciendo crecer a través de las inversiones) durante décadas. El tiempo es un factor fundamental en la planificación financiera. Cuando contamos con un horizonte temporal por delante muy dilatado, es posible asumir riesgos en activos más volátiles pero que a la larga son más rentables. El tiempo es margen de maniobra y el tiempo permite amortiguar esa volatilidad que en plazos más cortos tienen dichos activos. De hecho, es necesario asumir riesgos en las etapas en las que podemos hacerlo para compensar las menores rentabilidades que vamos a obtener en los periodos en los que no disponemos de margen para asumir riesgos.
Y esa etapa en la que se debe evitar asumir riesgos es precisamente la que comprende los años previos a la jubilación. Este hito es la meta de un objetivo de ahorro de varias décadas y no puede comprometerse el esfuerzo de tantos años por una errónea gestión en la fase final.
En esta etapa, que podríamos determinar que empieza entre siete y cinco años antes de jubilarse, debemos asumir que el 95% del objetivo de rentabilidad ha sido cubierto por la gestión previa, y que la máxima en este momento es preservar el capital.
¿Qué entendemos por preservar el capital? Eliminar riesgos de manera prácticamente total con el objetivo de no incurrir en pérdidas. Un segundo objetivo, también importante, es tratar de batir a la inflación en estos años que restan a la jubilación. La inflación es un enemigo silencioso, que en ocasiones se obvia al hacer balance de las inversiones, y que va minando el poder adquisitivo de nuestro ahorro sin que nos demos cuenta. Un año de rentabilidad nula con una inflación a niveles del 2% equivale a que somos un 2% más pobres.
En qué plan posicionarse en los años previos a la jubilación
Con estas premisas, un partícipe de planes de pensiones que se acerque a su jubilación deberá estar invertido en activos sin riesgo. Existen varias opciones:
- Planes de pensiones de renta fija, fundamentalmente que inviertan en activos de alta calidad crediticia y en economías desarrolladas, y que inviertan en la zona euro o si lo hacen en otras divisas, que la exposición a las mismas se encuentre cubierta.
- Planes de pensiones garantizados con vencimiento próximo a la jubilación. Pueden ser garantizados de renta variable, que ofrecen recuperar el 100% de la inversión y un potencial rendimiento adicional ligado a la evolución de activos como la renta variable, o garantizados de renta fija, que suelen garantizar una rentabilidad mínima a vencimiento.
- Planes de pensiones de ciclo de vida. Estos planes adaptan su política de inversión y su exposición al riesgo en función del tiempo que quede hasta la fecha objetivo a la que están referenciados. Cuanto más cerca, menor riesgo. Esa fecha debe ser cercana a la fecha de jubilación del partícipe. Es la forma más sencilla de gestionar el ahorro y, sobre todo, la evolución del mismo al paso del tiempo, que queda delegado en los gestores del plan.
- Planes de pensiones perfilados, en modalidad conservadora. Estos planes se adaptan a las necesidades de un inversor conservador, y los gestores irán tomando decisiones de inversión en función de la coyuntura, pero siempre dentro de unos límites en cuanto al riesgo asumido. El peso en cartera de los activos de riesgo está topado, en planes conservadores, a niveles muy bajos.