Claves para cuidar el corazón
El corazón es el motor de las personas y su ciudado es esencial para una vida larga y activa
El corazón es un órgano muscular con importantes peculiaridades, por eso tenemos la obligación de cuidarlo y mantenerlo sano. El mejor modo de evitar y controlar posibles lesiones que afecten a su funcionamiento es llevar una alimentación sana, evitar el sedentarismo, dejar de fumar y prevenir el estrés, especialmente el laboral.
Equilibra tu alimentación
Una dieta sana y equilibrada, basada sobre todo en frutas y verduras, cereales integrales, legumbres, pescado azul, frutos secos y aceite de oliva virgen es esencial para tener un corazón en forma.
En este sentido, los especialistas aconsejan evitar aquellos alimentos que en su propia composición incluyen abundante grasa. Por ejemplo, puedes sustituir los lácteos enteros por los desnatados; la mantequilla por el aceite de oliva y las carnes grasas por carnes magras con poca grasa, como el conejo o el pollo sin piel. En cuanto a los embutidos, yemas de huevo, fritos comerciales y la bollería industrial, se aconseja reducir su consumo.
Para cocinar, los métodos recomendados son: al horno, a la plancha, a la parrilla, al microondas, asado o cocción al vapor.
Estas medidas ayudan a reducir los niveles de colesterol en sangre y aumentar el denominado colesterol-HDL (colesterol bueno), pero también son interesantes para controlar la diabetes, alteración que aumenta de dos a cuatro veces la probabilidad de padecer enfermedad cardiovascular.
Practica ejercicio de manera regular
Realizar cualquier actividad física que nos aleje del perjudicial sedentarismo, es un ingrediente más para fortalecer el corazón y disminuir el riesgo cardiovascular. No es preciso que sea un ejercicio extenuante, basta con una práctica moderada, eso sí, debe ser periódica.
El entrenamiento aeróbico es lo más apropiado. Entre las actividades fundamentales se encuentran correr, nadar, montar en bici o bailar. Lo ideal es comenzar dedicando unos 20 minutos o media hora diaria e ir aumentado la intensidad progresivamente.
Antes de empezar a practicar cualquier deporte consulta a tu médico para que valore tu condición física, sobre todo si tienes problemas cardiacos, obesidad, hipertensión, diabetes o fumas.
Di adiós al tabaco
El humo del tabaco aumenta el ritmo del latido del corazón, eleva la presión arterial y favorece la aparición de arterioesclerosis, la probabilidad de sufrir arritmias y las necesidades de oxigeno del organismo, lo que supone una carga añadida para el funcionamiento del corazón.
Además, las personas fumadoras tienen alterado el sentido del gusto por lo que tienden a añadir más sal en las comidas, lo que les hace más vulnerables a desarrollar hipertensión arterial, otro indicador de riesgo cardiovascular.
Controla el estrés
El estrés se define como una reacción fisiológica del organismo ante una situación que la persona percibe como amenazante; es una respuesta automática y necesaria para la supervivencia. Cuando esta respuesta natural aparece en exceso, se produce una sobrecarga de tensión que repercute en todo el organismo. De hecho, un estudio llevado a cabo por neurólogos españoles asegura que el estrés crónico aumenta el riesgo de padecer un ictus.
Para prevenir el estrés laboral es muy importante la organización. Planifica la agenda, di sí a tus prioridades antes que a las de los demás, programa periodos de descanso entre tus actividades y dale importancia al tiempo que vas a dedicar a tu familia, no solo les des el que te sobra.