Cómo abordar el dolor crónico
El perfil de personas en el que más indice en dolor son mujeres mayores de 51 años
La Asociación Internacional de Estudio del Dolor (IASP) define el dolor como una experiencia sensorial o emocional desagradable. Los expertos consideran que el dolor está presente en nuestro día a día mucho más de lo que nos pueda parecer. De hecho, más de ocho millones de españoles lo sufre de alguna manera y un tercio de estos vivirá padeciéndolo el resto de su vida. Además, la mitad de los españoles que sufren dolor lo tienen a diario.
El perfil donde se concentra mayor número de personas con dolor es en la franja de mayores de 51 años. Predomina en las mujeres más que en los hombres y los dolores más comunes son los moderados de tipo osteoarticular degenerativo.
En los últimos años ha ascendido de manera notable el número de españoles que sufren dolor: pasamos del 13 % del 2004 al 19 % en el año 2016. Las causas de este aumento son variadas: desde aquellas relacionadas con el aumento de la esperanza de vida, pasando por las laborales o las patologías osteodegenerativas.
La trascendencia del dolor va más allá de los aspectos físicos que desencadena, ya que influye de forma negativa en su entorno social, laboral y en sus relaciones personales, por lo que debe abordarse correctamente.
Distintos tipos de dolor
Existen varias maneras de clasificar el dolor. La más común es la que atiende a su evolución en el tiempo y que divide el dolor en agudo o crónico, dependiendo de si se sufre de manera esporádica o permanente. Cuando dura más de tres meses, de forma continuada o intermitente, más de cinco días por semana, con intensidad moderada o alta, se considera dolor crónico.
Este tipo de dolor es el causante de la mitad de las visitas a urgencias, aumenta de manera considerable el número de días de hospitalización y, por supuesto, el de las visitas al médico por lo que causa al Estado más gasto en atención sociosanitaria que las enfermedades cardiovasculares o el propio cáncer.
Una atención sanitaria integral que aglutine prevención, diagnóstico correcto, tratamiento integral adecuado y rehabilitación posibilita una mayor calidad de vida de las personas con dolor crónico, reduciendo la intensidad del dolor y preservando la actividad social, laboral y familiar, y garantizando el uso correcto de los medicamentos y otras medidas terapéuticas.
Por otra parte, también se ha constatado que los pacientes informados y formados mejoran la percepción y control del dolor crónico. La información y formación sobre cómo manejar y controlar el dolor crónico puede contribuir a un mayor autocuidado de la salud y a la mejora de la calidad de vida de los pacientes. Algunos estudios muestran cómo estas intervenciones en salud producen cambios significativos en la prevención y control del dolor, así como una mejora en la gestión de la discapacidad a largo plazo.
La aparición de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) han supuesto una mejora sustancial en lo que se refiere a la información del paciente, que cada vez se muestra más activo y responsable de su salud.