Impacto de la mayor longevidad en la jubilación
Las sociedades desarrolladas están alcanzando cotas de longevidad que no podrían haber sido soñadas hace unas pocas décadas. Y esto es, obviamente, una buena noticia, teniendo en cuenta que los avances en medicina y cuidados de la tercera edad evolucionan en paralelo. Cada vez se vive más años y cada vez en mejores condiciones para disfrutar de esta etapa. En este aspecto España ocupa un lugar muy destacado en el ranking de países con mayor longevidad. La esperanza de vida actual en España, según datos de la OCDE, es de 83,19 años y es especialmente destacada en el caso de las mujeres, donde ocupa la segunda posición tras Japón y por encima de países como Francia, Italia, Suiza o Australia, con 85,9 años. En el caso de los hombres, la esperanza de vida es de 80,5 años, también en una posición alta de la tabla.Pero el futuro cercano depara datos aún más sorprendentes, pues se estima que la esperanza de vida en España hacia mitad del siglo actual pueda rondar los 90 años, por encima de los 91 años en el caso de las mujeres y muy cercana a los 88 años en el caso de los hombres.Esto tiene una primera derivada muy importante: Mientras que hace escasas décadas la jubilación era una etapa que apenas superaba los 10 años, los jubilados de mediados de siglo actual, que serán los que se están iniciando en el mercado laboral en estos tiempos, van a vivir una jubilación de aproximadamente un cuarto de siglo.Esta cuestión es una de las que conforma el importante reto demográfico al que se enfrentan las principales sociedades respecto a sus sistemas de pensiones: Los jubilados, con carreras de cotización parecidas, cada vez perciben su pensión de jubilación durante un mayor número de años. Además, en el otro lado de la ecuación, se reduce el número de cotizantes debido a las menores tasas de fertilidad, variable en la que España no se encuentra precisamente bien posicionada.En resumen, cada vez habrá más pensionistas, que además percibirán la pensión durante un mayor número de años y con un a priori menor número de cotizantes en el sistema, que en un sistema de pensiones de reparto como el español son quienes abonan con sus cotizaciones las pensiones presentes.Cómo enfrentarse a esta mayor longevidadLa principal y posiblemente ineludible solución a esta nueva coyuntura demográfica es realizar reformas en los sistemas de pensiones, algo no siempre de gran popularidad para la ciudadanía y en lo que no solo España sino los principales países de su entorno se encuentran inmersos. Algunas de las medidas adoptadas o en proceso de adopción son:Aumentar las contribuciones de los trabajadores En España históricamente se alcanzaba el 100% de la base reguladora al acreditar al menos 35 años de cotizaciones. Este periodo se encuentra en incremento progresivo, siendo necesario para los que se jubilen en 2020 haber cotizado al menos 36 años. Desde 2027 se exigirán al menos 37 años de cotizaciones para alcanzar este 100% de la base reguladora.Incrementar la edad de jubilación Otro proceso actualmente en marcha en España, que verá incrementada la edad legal de jubilación entre 2013 y 2027 de los 65 a los 67 años. Se seguirá permitiendo el acceso a los 65 años a aquellos que acrediten una carrera de cotización completa, que para 2020 queda fijada en 37 años.La clave en este sentido pasa probablemente más por facilitar, incentivar y fomentar que por la obligación. Muchas voces acreditadas en la materia abogan por promover medidas para impulsar distintas modalidades de jubilación activa.Ajustar la cuantía de las pensiones Muchos países introducen fórmulas que ajusten la cuantía de la pensión a la esperanza de vida. Esto es algo que está contemplado en España a través del conocido como Factor de Sostenibilidad, cuya entrada en vigor estaba prevista para 1 de enero de 2019 y se ha retrasado hasta una fecha no posterior a 1 de enero de 2023. Este factor busca adecuar la cuantía de la pensión a la esperanza de vida. El objetivo es que el sistema abone pensiones equivalentes a personas que se jubilan en distintos momentos y que por tanto tienen distinta esperanza de vida. Aquellos a los que se les asigne en base a ese indicador una mayor longevidad, percibirán un importe mensual menor, dado que, a priori, cobrarán pensión durante un mayor número de años.¿Y los trabajadores? Planificar la jubilación, más que recomendable Todos estos cambios en los sistemas de pensiones se traducen en que los trabajadores deben asumir un mayor protagonismo en la planificación y gestión de su jubilación. Por un lado, reforzando las aportaciones a sus planes de pensioes o productos a través de los cuales ahorren durante la fase de acumulación, con el objetivo de generar un ahorro complementario para la jubilación. Por otro lado, gestionar de forma razonable su ahorro en la jubilación, para evitar lo que se conoce como riesgo de longevidad, que no es otra cosa que agotar el ahorro. Una situación a evitar como sea en una etapa tan vulnerable de la vida.