El talento no tiene edad y se acaban las excusas para ignorarlo
El discurso sobre brechas, prejuicios y capital humano va por un lado pero los hechos no acompañan las palabras. Demografía, eficiencia y justicia exigen que aprovechemos ya lo mejor de nosotros mismos para poder mejorar la productividad y por tanto el empleo, el ahorro y las pensiones.
La realidad demográfica es tozuda y pesada, las inercias no lo son menos.
Hay una generación de españoles, los nacidos en los 60 y 70 que llegará a la actual edad legal de jubilación entre 2025 y 2045. Es la generación más numerosa de la historia por lo que España afrontará un reto demográfico de gran calibre. Encontramos en torno a 1 millón de españoles agrupados cada 5 años entre los 40 y 44 años, o los 45 y 49 años en 2018, los españoles entre 0 y 4 años, de 5 a 9, 65 a 69 o 70 a 74 son la mitad o menos. La natalidad –si es que creciera- no va a poder cambiar ya la realidad que afrontaremos, habrá más mayores que jóvenes durante un tiempo largo y aún por determinar. A diferencia de lo que ha ocurrido en el pasado los grupos de edad más numerosos serán los mayores de 60 años mientras que las personas en edad de trabajar serán menos. Es de perogrullo pero los que ya no han nacido no podrán hacerlo y la actual relación entre pensionistas y trabajadores cambiará sin remedio durante las próximas décadas.El mercado de trabajo y la edad
Desde los años 80 del siglo pasado hemos tratado de resolver los cambios en el mercado de trabajo apartando definitivamente a los mayores y contando con los jóvenes en las épocas de crecimiento para expulsarlos en cuanto venían mal dadas. Las mal llamadas prejubilaciones y los contratos temporales, que eran norma en lugar de excepción, permitieron afrontar la reconversión industrial y el desmantelamiento de sectores con menor conflictividad y mayor rapidez que en otros países. Igualmente, cuando España crecía económicamente el número de contrataciones estaba a la cabeza de toda Europa. Pero la cruz de esa moneda es que hasta en 3 veces se superó la insoportable cifra del 20% de paro. En cada ciclo muchos quedaban fuera del mercado de trabajo para siempre, un error, un lujo y un exceso que ya no nos podremos permitir más. Al reto de la longevidad se suma el de la jubilación de los nacidos en el baby boom. Y es cierto que sus cotizaciones estarán penalizadas en muchos casos por estas crisis que les ha tocado vivir y eso reducirá la factura esperada de sus pensiones. De hecho no extraña que la demanda de información y consultas sobre ayudas para mayores de 52 años sea tan alta como hemos podido comprobar en las visitas a la web de BBVA Mi Jubilación, o en las reiteradas cuestiones de quienes cotizaron en el régimen general hasta 2008 y han pasado estos últimos años yendo y viniendo entre la inactividad y el régimen de autónomos. El sistema de ayudas y pensiones aún no está adaptado para los tiempos que nos tocó vivir. Y ese reto lo debemos afrontar después de décadas en que España pugna con Grecia y Palestina por los peores puestos en paro juvenil o temporalidad en el empleo para los menores de 30 años desde hace 40 años.Hecho el diagnóstico ¿se puede aplicar alguna receta?
La buena noticia es que mejorar es muy fácil, basta con hacer casi cualquier cosa (incluso aleatoriamente) para que el talento no se desperdicie. Demasiadas veces sigue pasando que:- Jubilamos completamente a personas en su mejor momento profesional
- No damos una primera oportunidad a quienes necesitan aprender
- Limitamos la responsabilidad a quienes quieren y pueden asumirla