La jubilación no debe estar anclada a una edad, algo a lo que aún tiende hoy en día, sino ser una figura flexible, que permita a los trabajadores aprovecharse de las ventajas en productividad de los avances tecnológicos
¿Nuestro modelo laboral está obsoleto? Esta es una de las cuestiones que se ponían sobre la mesa en el evento celebrado en Madrid bajo el título “¿Pagarán los robots nuestras pensiones?” y organizado por Analistas Financieros Internacionales (Afi) y el Instituto Santalucía. Diversos expertos internacionales debatieron sobre el impacto en el mercado de trabajo y el sistema de pensiones de la revolución digital y la robotización.Y es que, efectivamente, el modelo laboral bajo el que se diseñó nuestro sistema de pensiones, basado en carreras de cotización largas y estables, y en relaciones laborales por cuenta ajena duraderas, está a las puertas de pasar a la historia si no lo ha hecho ya. Por otro lado, las habilidades que demanda el mercado están cambiando a una velocidad vertiginosa, hacia una demanda masiva de trabajos relacionados con la tecnología. En concreto, han cambiados dos importantes paradigmas:
- El modelo de carrera laboral para toda la vida se ha extinguidodefinitivamente. Un trabajador medio tendrá varias profesiones a lolargo de su vida y prestará servicios en diferentes empresas.Posiblemente, intercale periodos de inactividad entre unas experienciasprofesionales y otras.
- La vida de un trabajador medio será una carrera continua de formación yaprendizaje. Se acabó esa etapa de dos fases diferenciadas en la vida deuna persona: vida académica y vida profesional. Un trabajador deberáestar reciclándose y adquiriendo nuevas habilidades constantementemientras trabaja de forma muy flexible, imponiéndose formatos como eltrabajo por cuenta propia, el teletrabajo y el trabajo a tiempo parcial.
En definitiva, estamos inmersos en modelos laborales de la segunda revolución industrial, cuando nos encontramos inmersos en la cuarta revolución industrial y en un mundo que nada tiene que ver con el de hace unas décadas. Y si el modelo laboral está obsoleto, el sistema de pensiones, directamente ligado al mismo, también.
José Antonio Herce, Presidente del Foro de expertos del Instituto BBVA de Pensiones, sostiene que “todos los países afrontan un proceso de creciente longevidad, liderado por España, al mismo tiempo que la automatización está irrumpiendo en las economías, lo que tiene que hacernos reflexionar sobre cómo podemos dar forma a un mejor futuro para el trabajo y la jubilación y qué nuevas soluciones aporta la industria de las pensiones para este futuro tan cercano”.Una de las grandes palancas de transformación es la
inteligencia artificial, que puede ayudar a incrementar la productividad de forma exponencial pero que requiere un gran esfuerzo en educación que ayude a los trabajadores a desarrollar las habilidades necesarias para trabajar con ella. La otra cara de la moneda de la disrupción tecnológica es el avance en la desigualdad social que puede provocar, como se ha constatado en países desarrollados. A este respecto,
Seth G. Benzell, post doctorado en la MIT Iniciative on the Digital Economy, no es partidario de poner cotizaciones o impuestos a los robots y sí de rediseñar los mecanismos existentes de redistribución de rentas de quienes más ganan hacia quienes menos ganan.¿Y que hay de la jubilación en esta nueva realidad? Herce sostiene que la clave está en la longevidad y es partidario de
“romper el techo de cristal de los 65 años", una “barrera” que no ha cambiado en décadas mientras la esperanza de vida ha aumentado de forma espectacular en los siglos XX y XXI y lo sigue haciendo.La jubilación que debe acompañar a esta nueva realidad laboral es una jubilación flexible, no anclada a una edad, y permitiendo en todo caso compaginar una pensión con un trabajo a todos aquellos jubilados que puedan y quieran hacerlo.