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Pensiones   7 Ene 2019

El vino y su poder antioxidante

Autor

Instituto BBVA de PENSIONES

El consumo moderado de vino previene, entre otras cosas, enfermedades cardiovasculares

El consumo moderado de vino es beneficioso para la salud: además de sus componentes anticancerígenos, reduce la mortalidad y ayuda a mantener una expectativa de vida alta, retrasa el envejecimiento gracias a sus sistemas de protección natural frente al oxígeno que provoca oxidación, y protege del envejecimiento cerebral. También palía la pérdida de memoria por insuficiencia circulatoria cerebral y su gran poder antioxidante favorece a personas con enfermedades neurodegenerativas, al prevenir la oxidación de las neuronas.

Pero sobre todo, el vino reduce el riesgo cardiovascular del organismo, protegiendo contra las enfermedades coronarias y los accidentes cerebrovasculares isquémicos (obstrucción de una arteria del cerebro). Una (para las mujeres) o dos (en los hombres) copas al día, siempre con las comidas, es lo que se recomienda para un menor riesgo de enfermedades cardiovasculares.

Cuando el colesterol malo se oxida, mediante los mecanismos de oxidación naturales del organismo, pueden desarrollarse enfermedades cardíacas. El vino ejerce un efecto de protección contra las enfermedades coronarias porque eleva los niveles del llamado "colesterol bueno" (HDL) en la sangre y este mayor contenido se traduce en una reducción de la frecuencia de los ataques cardiacos. No todos los vinos tienen el mismo poder contra la oxidación del colesterol malo: los tintos tienen mayor poder antioxidante que los blancos y una copa de vino tinto en las comidas contribuye a evitar que las plaquetas sanguíneas se aglutinen.

Lo que lo hace saludable son dos sustancias:

  • Los polifenoles, unos compuestos presentes en la naturaleza con poderosas propiedades antioxidantes frente al envejecimiento y las enfermedades degenerativas. Estas sustancias reducen la proteína amiloide que permite que el Alzheimer o el Parkinson progresen y retrasa la muerte neuronal. Los taninos, que son parte de los polifenoles, son sustancias naturales, astringentes y amargas que se encuentran en la piel de la uva y le dan al vino tinto su color rojo característico. Contribuyen a reducir la cantidad de grasas animales, limpiando las arterias, producen mayor cantidad de colesterol bueno o HDL e impiden su oxidación y por su alta densidad sirven de cardioprotector
  • Los flavonoides, elementos químicos concentrados en la piel de la uva que hacen más inofensivo el colesterol LDL impidiendo su oxidación, evitan que las plaquetas de la sangre se aglutinen formando coágulos y disminuyen las inflamaciones. El vino tinto tiene niveles más altos de esta sustancia que el blanco. Este producto también cuenta con resveratrol, una sustancia que forma parte de los pigmentos de la uva y la protege contra el ataque de los hongos. Es capaz de estimular las sirtuinas, unas enzimas celulares que regulan el envejecimiento de todos los organismos vivos, por lo que puede ayudar a retrasar el envejecimiento y prevenir enfermedades neurológicas como el Alzheimer. 

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