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Jubilación   7 Ene 2019

La educación financiera como motor de la libertad de la sociedad

Autor

Instituto BBVA de PENSIONES

Disponer de conocimientos financieros nos permite tomar decisiones de ahorro en libertad y coherencia con nuestras necesidades

Existe una preocupación generalizada, no solo en nuestro país sino también entre nuestros vecinos europeos, de que los ciudadanos no ahorran lo suficiente para su futura jubilación.

Las razones aducidas para ello son muy variadas: desde aquellos que se consideran muy jóvenes para empezar a ahorrar, a aquellos que consideran que no les sobra dinero de día a día para ahorrar.

Sin embargo, y sin subestimar estos argumentos, subyace un importante factor detrás de este comportamiento: un importante porcentaje de la población no tiene conocimientos financieros suficientes, lo que les aleja de esta costumbre al no entender ni el proceso de ahorro, ni los productos, ni la alta importancia de ahorrar para la jubilación.

A esto contribuye también un panorama financiero que cada vez evoluciona más rápido y en el que el riesgo acaba trasladándose a las personas físicas.

Por otro lado, la exclusión financiera disminuye rápidamente. Esto quiere decir que cada vez más personas acceden a productos financieros de creciente complejidad. Por tanto, los ahorradores deben asumir mayor responsabilidad en su propio ahorro, deben entender qué decisiones deben tomar y actuar en consecuencia.

Si no ayudamos a los ahorradores a que tomen decisiones que serán de vital importancia en su futuro, tendremos una doble consecuencia negativa:

  • Los gobiernos deberán incurrir en un mayor gasto público para sostener a personas que llegan a la edad de jubilación con insuficiente ahorro.
  • Los individuos alcanzarán una jubilación por debajo de sus expectativas y necesidades, derivando en una frustración personal.

La educación financiera

Por estas razones, es necesario que los gobiernos adopten, conscientes de que no es una fórmula mágica pero sí un elemento ineludible, una estrategia de fomento de la educación financiera en la sociedad.

Según definición de la OCDE, la educación financiera es aquella herramienta por la cual los individuos mejoran su conocimiento de los conceptos financieros y los productos de ahorro e inversión. También a través de ella, se hacen más conscientes de los riesgos de las inversiones para finalmente tomar decisiones conscientes y acertadas y mejorar en última instancia su bienestar financiero.

El público objetivo es toda la población en general. Sin embargo, hay ciertos grupos de especial vulnerabilidad que es necesario atender de manera especial:

  • Jóvenes: Un porcentaje importante de los jóvenes, incluso los cercanos a la incorporación al mercado laboral, desconoce la importancia del ahorro y la forma de llevarlo a cabo correctamente.
  • Mujeres: Suelen tener conocimientos financieros inferiores a los hombres cuando precisamente mantienen, en media, carreras profesionales más cortas y disfrutan de una mayor longevidad que los hombres.

La Unión Europea recomienda la creación de un marco nacional para la educación financiera con una serie de etapas:

  1. Identificar necesidades: Variará en función del grado de desarrollo de cada país.
  2. Coordinación a nivel estatal: Se trata de unificar las iniciativas para que el mensaje lanzado sea claro y homogéneo.
  3. Tener una hoja de ruta con objetivos (a revisar periódicamente) y plazos ambiciosos.

La educación financiera en el ámbito de las pensiones

Este es un punto de vital importancia, desde el punto de vista de que el ahorro para la jubilación es posiblemente el proyecto de planificación financiera más importante al que se enfrentan las personas. En este sentido cabe destacar varios aspectos:

  • Nos encontramos en un momento crítico de las reformas de los sistemas públicos de pensiones, tanto en España como en países vecinos. El peso de la pensión pública tiende a verse reducido y en consecuencia aumenta la importancia de la previsión privada. Las personas asumen el riesgo de longevidad pero los productos les resultan complejos y lejanos (hay que tener muy claro conceptos como inflación, rentabilidad, interés compuesto o fiscalidad).
  • Es fundamental hacer atractivos los productos de ahorro a los individuos. Mucha gente los sigue viendo complejos y en buena medida debido a que no tienen esas nociones financieras que les allanarían el camino.
  • La estrategia de educación financiera debe abordarse desde el ámbito nacional, debido a que es necesario, para cambiar los hábitos y costumbres de los individuos, actuar desde un momento muy temprano, tanto como la escuela en el caso de los jóvenes. En el caso de los adultos, el entorno laboral es el mejor entorno para transmitir esta educación.
  • Son importantes las campañas de los gobiernos para informar a los trabajadores sobre sus futuras pensiones. Sin embargo, sin una educación financiera suficiente por parte de la población, estas medidas se tornan poco eficaces. Estudiando el caso sueco, se comprobó que el 25% de los receptores de la carta con información sobre su futura pensión no la leyeron, y del 75% que sí le prestó atención, sólo el 10% leyó el contenido íntegro.
  • Para hacer más atractiva la educación financiera y hacer llegar la importancia de abordar la futura jubilación, es necesario tratar ésta no como una “pensión”, sino como “oportunidades de vida futuras”.

 Vemos por tanto que la educación financiera es un reto a tener muy en consideración por todos los gobiernos, en un entorno de productos financieros cambiante y de creciente complejidad, y en un momento clave en las reformas de los sistemas públicos de pensiones. 

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