La inflación, el enemigo silencioso de tu ahorro
Tendemos a obviar el efecto de la inflación a la hora de planificar el ahorro. Es un error que puede generar desagradables sorpresas
Uno de los principales errores que cometen los ahorradores es subestimar o directamente ignorar el efecto de la inflación en su ahorro.
Es posible que a ellos haya contribuido en los tiempos recientes el entorno de inflación anormalmente bajo que estamos atravesando. Pero esto no ha sido siempre así y desde luego no lo será. Un ahorrador a largo plazo se encontrará con una inflación media que sin duda tendrá que tener en cuenta. La inflación en los años previos ha sido anormalmente baja (en España durante el año 2015 ha sido del 0% y se ha registrado una inflación del -1% en el año 2014), pero en los periodos más recientes (1,2% en 2018 ; 0,8% en 2019) ha comenzado a normalizarse. Excepcionalmente, debido a la situación derivada de la crisis COVID19, durante 2020 ha vuelto a estar en negativo ( por ejemplo a septiembre de 2020 un -1,4% interanual).
Tengamos presente que el objetivo del BCE es que la inflación se sitúe en niveles cercanos al 2%.
El efecto de la inflación
La inflación consiste en el aumento generalizado en el precio de los bienes y servicios. Como consecuencia de ello, se produce la situación de que el dinero vale cada vez menos ante el efecto de la inflación.
Esto es un hándicap para los ahorradores, que acumulan dinero para un uso futuro del mismo, por ejemplo, lo que ahorran a largo plazo con el objetivo de hacer uso de ese ahorro en el momento de su jubilación.
Imaginemos un caso un tanto extremo por infrecuente, pero que sirve perfectamente para ilustrar el efecto de la inflación. Una persona que hereda un capital y decide guardarlo en una caja de seguridad para hacer uso de él en su jubilación. Ese dinero no genera ningún rendimiento, y sin embargo la inflación va haciendo presencia en la economía.
Si se hubiese registrado una inflación media anual del 2%, esta persona al cabo de 30 años vería cómo su capital inicialmente guardado valdría un 81% menos. Es decir, el poder adquisitivo de ese dinero sería un 81% menor.
La inflación puede convertir rentabilidades positivas en negativas
Solemos hablar de rentabilidades brutas, pero la rentabilidad real es aquella descontada la inflación. De hecho, en épocas de elevada inflación, puede tener efectos muy notables, e incluso convertir
rentabilidades brutas positivas en rentabilidades netas negativas.
Por ejemplo, un año en el que hemos conseguido una revalorización de nuestro ahorro del 4% y en el que se ha registrado en el mismo periodo una inflación del 3%, ¿cuál es el balance real que podemos hacer?
La rentabilidad descontada la inflación será del 0,97%. Habremos conseguido hacer crecer nuestro ahorro, pero sin duda a una tasa mucho más reducida de la que muestra la tasa de rentabilidad nominal, que es aquella en la que no se ha descontado el efecto de la inflación.
Planificar teniendo en cuenta la inflación
La inflación es la principal razón de que, sobre todo en objetivos de ahorro a medio y largo plazo, no podamos conformarnos con “acumular dinero” sino que debamos invertirlo de manera sensata, pero con el objetivo fundamental de batir a la evolución de los precios. Aquellos a los que un amplio horizonte temporal hasta el objetivo de ahorro se lo permita, podrán ir más allá, y buscar rentabilidades notablemente superiores a la tasa de inflación.
Es importante cuando se ahorra a largo plazo no llevarse a engaño con la inflación. Podemos atravesar periodos de inflación cero o muy reducida como la actual, pero en amplios horizontes la inflación media a la que se enfrentará nuestro ahorro será muy superior. Una buena referencia a la hora de realizar una planificación financiera es descontar una inflación media anual entre el 2% y el 3%.