La utilidad de la diversificación en el ahorro para la jubilación
En la planificación de la jubilación, como en otros objetivos de ahorro, diversificar entre distintas opciones tiene importantes beneficios. Analizamos en qué consisten
Uno de los principales principios en los que debe basarse una buena planificación del ahorro es el de la diversificación. Seguramente todos hemos oído alguna vez la famosa frase que lo describe de manera muy gráfica y acertada, y que se refiere al hecho de “no poner todos los huevos en la misma cesta”.
Hablando de ahorro, el principio es el mismo: repartir nuestros activos en diferentes vehículos de ahorro como medida de aportar seguridad a nuestra cartera y diversificar posibles riesgos. Lógicamente nadie invierte en un vehículo con la intención de obtener rendimientos negativos, pero lo cierto es que, sobre todo a largo plazo, el ahorro puede tener fluctuaciones y el impacto negativo de alguna de nuestras inversiones quedará diluido si ésta es una parte de una cartera global con más opciones, mientras que si nuestra apuesta de ahorro es única, el impacto es mucho mayor.
¿Y respecto al ahorro para la jubilación?
En el contexto del ahorro para la jubilación, sin duda aplica la misma lógica. Es cierto que la planificación de la jubilación es, durante muchos años de nuestra vida activa, un objetivo de ahorro a largo plazo (más de tres décadas, por ejemplo, si empezamos a ahorrar en los primeros años de nuestra vida laboral), pero hay muchas posibilidades y ventajas en la diversificación de este ahorro. Veamos cómo.
a) Variedad de vehículos: Los productos orientados al ahorro privado para la jubilación han crecido de manera muy notable en los últimos años, configurando una oferta que se adapta a las distintas necesidades de cada uno de los ahorradores. Una opción interesante es combinar varios de estos productos en nuestra cartera de ahorro para la jubilación, puesto que además de diversificar la rentabilidad y el riesgo, podemos beneficiarnos de las distintas ventajas fiscales de cada uno.
- Planes de pensiones (PP): Nos aportan ventajas fiscales año a año en las aportaciones.
- Planes de previsión asegurados (PPA): Igualmente aportan la desgravación en las aportaciones y además aportan su componente de rentabilidad garantizada.
- Planes individuales de ahorro sistemático (PIAS):Aportan liquidez a nuestra cartera, puesto que son productos que se pueden rescatar a partir del décimo año de constitución. Además, de cara al ahorro anual, sus límites de aportación son independientes de los de planes de pensiones y planes de previsión asegurados.
b) Productos adaptados a todos los perfiles de riesgo: A su vez, la gama de cada una de las variedades de vehículos ha crecido enormemente. Nos encontramos, por ejemplo, planes de pensiones garantizados que contrastan con planes de pensiones que invierten en bolsa.
¿Qué estrategia adoptar?
Una buena estrategia es combinar productos de distinto grado de riesgo para hacer una cartera a medida de nuestro perfil que esté bien diversificada, siempre teniendo en cuenta el principio básico del ahorro para la jubilación respecto al riesgo: en los primeros años conviene posicionarse en un perfil de riesgo “decidido” pues el horizonte hasta la jubilación es amplio, para posteriormente ir migrando gradualmente a perfiles moderados y conservadores a medida que nos acercamos a la edad de jubilación.
La diversificación, por tanto, nos permite disipar riesgos, afinar las ventajas fiscales y crear una cartera perfectamente adaptada a nuestras necesidades, favorecida además por las amplias posibilidades de traspasar el ahorro de unas modalidades a otras.