Los cuatro modelos de Estado de Bienestar europeos
El Estado de Bienestar en Europa se basa en un pilar público más o menos desarrollado, y en diversas variables que moldean cuatro modelos distintos
El Estado del Bienestar es un concepto que se refiere a todo el conjunto de intervenciones dirigidas desde el estado orientadas a garantizar unos servicios mínimos a la población a través de un sistema de protección social.
Sus orígenes recientes se sitúan en Europa, concretamente en la Alemania de Bismarck a finales del siglo XIX, en la que se crearían las bases del sistema de bienestar moderno basado en el principio de contributividad, que obligaba a los trabajadores a financiar el sistema de bienestar social.
Los cuatro pilares del Estado de Bienestar
- La sanidad, basada originalmente en un sistema universal y gratuito, y en el que han ido apareciendo fórmulas para las que el ciudadano contribuya parcialmente a financiar estos servicios.
- La seguridad social, cuya principal partida son las pensiones contributivas de jubilación, pero que también ofrecen cobertura ante otras contingencias, como viudedad, orfandad o situaciones de incapacidad.
- La educación, de carácter universal y obligatorio hasta ciertos niveles y subvencionada en niveles secundarios o superiores.
- Los servicios sociales, dedicados a proveer asistencia en situaciones donde no se han alcanzado prestaciones contributivas o en ayudas como la dependencia.
Modelos europeos de Estado de Bienestar
En función de diversas variables, como el grado de protección social o el reparto del peso en la provisión de servicios entre el sector público y el privado, encontramos en Europa cuatro modelos diferenciados de Estado de Bienestar.
Modelo Nórdico (Dinamarca, Noruega, Suecia, Islandia, Finlandia)
Es el modelo en el que la protección social es más elevada. Las prestaciones se financian vía cotizaciones y es el Estado el principal proveedor de servicios, con unos altos estándares de calidad.
Suelen basar la prestación de sus servicios en el principio de la ciudadanía, lo que supone un acceso más generalizado a los mismos.
Modelo Continental (Alemania, Austria, Francia, Bélgica, Holanda, Luxemburgo)
Basado en el principio contributivo, donde empleados y empresas cotizan obligatoriamente para crear un plan de previsión para necesidades sociales.
También ofrece prestaciones no contributivas y subsidios, algunos de ellos no sujetos a ningún tipo de acciones o compromisos de reinserción en el mercado laboral.
Modelo Anglosajón (Reino Unido, Irlanda)
La protección social, tanto a nivel de prestaciones contributivas como de ayudas sociales, es mucho más limitada. Tienden a cubrir necesidades básicas, delegando en la responsabilidad de los individuos la completa cobertura de sus necesidades.
Los criterios de concesión de ayudas y subsidios son menos laxos y están sujetos a acciones activas de empleabilidad.
Modelo Mediterráneo (España, Grecia, Italia, Portugal)
Se encuentra a medio camino entre el modelo anglosajón y el continental a nivel de ayudas y de protagonismo del Estado en la provisión de servicios.
Se basa en peculiaridades culturales como la presencia de la familia en la vida de los individuos, que cubre ciertas necesidades que en otros modelos son cubiertas por el Estado, como cuidado de hijos o ancianos.