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Autónomos   7 Ene 2019

Los taxistas y su jubilación

Autor

Instituto BBVA de PENSIONES

Cómo planificar la jubilación en un sector en el que existen inversiones elevadas para acceder y altos gastos recurrentes

Más del 80% de los trabajadores del sector del taxi se encuentra adscrito al Régimen Especial de Trabajadores Autónomos (RETA), un régimen en el que existe en media una mayor desprotección al acceder a la jubilación, derivado principalmente de la libertad que tienen los trabajadores autónomos para elegir la base por la que quieren cotizar para su futura pensión pública.

Preferencia por ingresar más dinero en el corto plazo o necesidad de pagar una cuota baja para garantizar la viabilidad del propio negocio en muchos casos son razones habituales que explican esta situación.

Los taxistas además afrontan ciertas particularidades en su vida profesional que pueden tener impacto en su futura jubilación.

Inversión inicial: La licencia

Dependiendo de la localización en la que se vaya a desarrollar la actividad, podemos estar hablando de inversiones muy elevadas. En el caso de ciudades como Madrid o Barcelona, cuyos ayuntamientos no emiten nuevas licencias y por lo tanto habrá que tratar de adquirir la licencia de alguien que se jubile, podemos estar hablando de cantidades de unos 150.000 euros, que en momentos de máxima demanda hacia finales de la década pasada podían alcanzar los 200.000 euros.

Esta cantidad habrá que anticiparla del capital personal o a través de un crédito a la espera de amortizarla a través del desarrollo de la actividad, algo que sin duda llevará años y deja al interesado sin un capital que poder rentabilizar a través del ahorro financiero o con un crédito que habrá que resarcir.

El desarrollo de la actividad

Un taxista se enfrenta a unos costes de una importante magnitud en el desarrollo de su actividad profesional. Aproximadamente, y dependiendo de variables que oscilan como el precio del combustible, estos profesionales se pueden enfrentar a unos costes fijos mensuales de unos 650 euros que pueden condicionar de manera importante su capacidad de ahorro en temporadas de menor actividad.

Por otro lado, aparece una inversión recurrente a la que deberán enfrentarse: La renovación periódica del vehículo. En función de la legislación de la ciudad donde se desarrolle la actividad, se podrá mantener el taxi un número determinado de años, pero en media se estima que es una inversión a la que habrá que enfrentarse cada 6 u 8 años. La magnitud de la inversión dependerá del tipo de vehículo entre otras cosas, pero puede rondar en media los 25.000 euros.

Esta necesidad de renovación periódica detrae también fondos para el ahorro periódico de los taxistas, que deberán provisionar este gasto con antelación.

Poniendo fin a la actividad

En el momento de la jubilación, los taxistas podrán recuperar la inversión realizada en la licencia que debieron adquirir para realizar su actividad profesional. En función de la situación del momento en que se jubilen (licencias concedidas por el ayuntamiento, demanda en el mercado privado…) podrán recuperar incluso cantidades notablemente superiores a las que desembolsaron inicialmente. También podría ocurrir lo contrario si la adquirieron en un momento de máximos de mercado.

Es importante destacar que desde enero de 2015 la venta de licencias de taxi deberá tributar fiscalmente, desapareciendo la exención total de la plusvalía generada en estas operaciones.

La tributación tendrá en cuenta fechas de adquisición y transmisión, así como precios de ambas operaciones. Quedarán exentos de tributación quienes transmitan una licencia adquirida con anterioridad a 1 de enero de 2002 por causas tasadas y reguladas (jubilación, incapacidad permanente, reestructuración del sector o a familiares de hasta segundo grado) antes de 1 de enero de 2015.

La jubilación

Los taxistas accederán a la jubilación a través del RETA de forma mayoritaria, y percibirán la pensión acorde a la bases por las que hayan cotizado. En media, los trabajadores autónomos acceden a pensiones notablemente inferiores a la que acceden los trabajadores por cuenta ajena, por lo que deberán planificar concienzudamente su jubilación.

En primer lugar deberán tratar de administrar el capital procedente de la venta de la licencia, tratando de recurrir a ella sólo para necesidades puntuales de corto plazo y dedicando el resto, a través de productos de ahorro, a generar rentas mensuales que les permitan complementar su pensión pública.

Además, como aplica para cualquier trabajador y teniendo en cuenta las dificultades del ahorro en ciertos periodos de la vida laboral, será recomendable que planifiquen un ahorro periódico desde el inicio de la misma aún con cantidades modestas. Ese pequeño ahorro realizado de manera constante y a largo plazo consigue resultados sorprendentes que podrán ser otra ayuda para vivir una jubilación plena y desahogada. 

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