Planes de pensiones, ¿mejor aportaciones periódicas o puntuales?
Las aportaciones periódicas no implican menores rentabilidades, nos ofrecen rendimientos menos volátiles y nos ayudan a mantener el compromiso de planificar la jubilación
Una de las principales cuestiones a las que se enfrenta un inversor, cualquiera que sea el objetivo de su inversión, es determinar no solo donde invertir, sino también cuándo. Es obvio que la rentabilidad de una inversión vendrá fundamentalmente derivada de la diferencia entre el valor de adquisición y el valor de enajenación, por lo que no solo es importante vender al mayor precio posible sino también comprar lo más barato posible.
En el caso del ahorro para la jubilación, que deberíamos ver más como una inversión que como un simple proceso de ahorro entendido como mera acumulación de capital, aplica la misma lógica, con la peculiaridad de que es un proceso a muy largo plazo en el que habrá numerosas aportaciones a muy diversos precios de adquisición.
La inversión anual en planes de pensiones
Las aportaciones anuales que podemos realizar a nuestros planes de pensiones están limitadas por ley. Así, podremos depositar anualmente en estos productos hasta 8.000 euros anuales. De ese límite financiero, será deducible en el ejercicio fiscal en que se realicen las aportaciones la menor de las siguientes cantidades:
- 8.000 euros.
- El 30% de los rendimientos del trabajo y actividades económicas.
Una vez determinados estos límites, la cuestión será: ¿realizo una aportación anual puntual por el importe que desee destinar a mis planes de pensiones o periodifico ese importe en aportaciones mensuales o trimestrales?
Una ley de oro en el mundo de la inversión: periodificar las inversiones
La inversión en planes de pensiones tiene un cierto componente estacional, en la medida que hay dos momentos anuales en la que se disparan las aportaciones:
- A final de año: Dado que son los últimos días en los que podemos realizar aportaciones que, entre otras cosas, puedan aliviar la factura del ejercicio fiscal que está a punto de concluir.
- En los meses de abril a junio: Estos meses son los que comprende la campaña de IRPF y es en ellos en los que muchos contribuyentes se percatan de las bondades de las aportaciones a planes de pensiones.
Lo que ocurre con este tipo de aportaciones esporádicas es que “se apuesta toda la aportación anual a una sola carta”. En este caso, se multiplican las posibilidades de tener “un mal día”, entendido como haber suscrito participaciones del plan de pensiones en un momento en que se encontraban en un pico de valoración. También ocurre lo contrario, que precisamente el momento de la aportación sea favorable al encontrarse la valoración en niveles atractivos.
Sin embargo, el inversor en planes de pensiones, que se encuentra en un proceso de muy largo plazo, debe valorar más la consistencia que el azar. Y al periodificar las aportaciones se obtendrá en términos globales un resultado más consistente y con menor volatilidad. En ese caso, se estará renunciando seguramente a los mejores días de mercado para comprar, pero también a los peores. Se estará invirtiendo a un “precio medio” y evitando riesgos innecesarios.
Dado que, como mencionábamos anteriormente, es muy complicado detectar los momentos óptimos para realizar aportaciones, resulta que a largo plazo se demuestra que se pueden obtener rentabilidades superiores por la vía de las inversiones periódicas que por la de las inversiones puntuales.
Además, e independientemente del componente rentabilidad-riesgo, la inversión periódica es una buena manera de mantener firme nuestro compromiso con una jubilación holgada. Podemos incluso plantear la aportación mensual a planes de pensiones como una domiciliación automática en nuestra cuenta más, de tal modo que evitaremos escatimar aportaciones, algo que valoraremos y mucho en el momento de aterrizar en la jubilación.