Qué es la teoría del gasto creciente, y por qué debo tener cuidado para no caer en el mismo
De acuerdo a esta teoría del gasto creciente, tus gastos aumentaran casi de forma paralela al aumento de tus ingresos.
Una de las excusas de quienes nunca han ahorrado, o quienes apenas lo han hecho, es que ganan muy poco para planteárselo. De hecho, su deseo recurrente es llegar a tener un salario más elevado (u otros más improbables, como ganar la lotería o recibir una herencia, etc.) para vivir de forma más desahogada, ya que ingresando algo más de dinero al mes sería más sencillo para ellos plantearse objetivos y comprometerse a apartar parte de su salario todos los meses para destinarlo al ahorro. Esta forma de pensar es equivocada: tener más dinero no va a hacer que automáticamente aprendas a administrar mejor tus finanzas personales.
Es habitual que crearnos nuevas necesidades conforme aumentan nuestros ingresos y nuestra capacidad de gasto. Un ejemplo sería aquel en el que una persona cambia de empleo y consigue una mayor retribución, pero sin embargo logra ahorrar la misma cantidad que con anterioridad cuando tenía un salario menor.
Según esta teoría del gasto creciente, ganar más es igual a consumir más, ya que nuestro nivel de vida tenderá a responder con la misma intensidad según vaya ampliándose nuestra capacidad financiera.
Muchas veces al aumentar nuestros ingresos, las personas tomamos la decisión de comprar más cosas, generando nuevos gastos: trasladarnos a una vivienda mayor y mejor ubicada, cambiar el coche por uno mejor, comprar cosas o nuevos servicios que antes no podíamos permitirnos.
Por eso, no siempre que aumentan los ingresos, las personas conseguimos ahorrar más dinero, ni somos conscientes de que nuestros gastos crecen al mismo ritmo que nuestros ingresos. Posponemos el ahorro indefinidamente, porque nuestro cerebro está programado para recibir recompensas inmediatas (sesgo del presente).
Es normal que, si los ingresos de una persona aumentan, lo haga también tu calidad de vida. Trabajamos para poder disfrutar de una buena vida. Pero se debe controlar ese gasto creciente para evitar que frustre el que podamos lograr los objetivos financieros a lo largo de nuestra vida.
Cómo evitar caer en el gasto creciente
Hay conductas que puedes incorporar a la administración tus finanzas y que te pueden ayudar a evitar la trampa del gasto creciente:
- Preahorrar, que consiste en ahorrar antes de empezar a gastar, apartando una parte de nuestros ingresos fijos, en el momento en que los recibimos, y dirigiéndolos una cuenta distinta (o producto de ahorro) antes de hacer frente a nuestros gastos, de forma que no tengamos disponible esa parte.
Si tu sueldo aumenta, también lo hará la parte que ahorras. Destinar entre un 5 y un 10% de nuestro sueldo para el preahorro, de tal forma que todos los meses, en cuanto nos lo ingresan en la cuenta nómina, sea transferido a la cuenta de ahorro u otro producto de ahorro-inversión. La ventaja es que, al no tener ese dinero disponible (no o tengas a mano), no tienes la opción de gastarlo.
- Clasificar los gastos personales entre:
o Gastos fijos necesarios (hipoteca, alquiler…),
o Gastos variables necesarios (comida, ropa, suministros…)
o y gastos discrecionales (hobbies, cine, salidas a cenar, viajes…).
De esta manera, si quieres recortar gastos, sabrás por dónde empezar. - Controlar los gastos hormiga , que son esos pequeños gastos diarios innecesarios y que son casi inapreciables, pero que si los juntamos todos alcanzan una cantidad de dinero importante y pueden crear un agujero en nuestra economía personal.
- Si tus ingresos han aumentado, cambia tus objetivos financieros . Podrías dedicar una parte de tus ahorros a invertir, buscando una mayor rentabilidad, o fijarte alguna meta financiera a medio plazo como comprarte una casa, material para tu hobbie (una bici, una tabla de surf, un ordenador…), hacer un viaje soñado, etc.
- Repartir balanceadamente, entre gasto y ahorro, cualquier incremento de ingresos que aparezca en el futuro. Por ejemplo, dependiendo de tu situación personal y familiar, podría estar entre un 50% ahorro-50% gasto y un 15% ahorro-85% gasto.
- En general, buscar el consumo consciente, equilibrado y responsable. No se trata de negarse caprichos de vez en cuando, pero siempre de forma puntual, no sistemáticamente.