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Las terapias con animales y sus beneficios

Autor

Instituto BBVA de PENSIONES

Las Terapias Asistidas con Animales (TAA) mejoran la calidad de vida y promueven la salud de personas con necesidades especiales, mediante la participación de animales de compañía en diferentes actividades terapéuticas.

Toda terapia con animales se considera un complemento beneficioso al proceso terapéutico existente, ya que potencia y ayuda la adherencia al tratamiento.

Los animales que suelen utilizarse para realizar terapia son perros y caballos. Sobre todo los perros, que tienen una gran capacidad de adaptación y aprendizaje y, además, disfrutan de la relación que establecen con las personas.

En cuanto a las razas más adecuadas, destacan el golden retriever, el labrador o el pastor alemán, y en tamaño pequeño el bichón maltes o el bulldog francés. Sin embargo, las habilidades sociales, inteligencia y seguridad que demuestren tener son más importantes que la propia raza. 

El caballo también aporta numerosos beneficios terapéuticos, porque es un animal muy sensible e inteligente; al igual que los delfines. Gatos, pájaros y otros pequeños animales domésticos son también opciones interesantes.

 Cómo escoger el animal más adecuado es una decisión difícil y muy importante, y dependerá de los objetivos terapéuticos. Por ejemplo, jugar a la pelota con un perro motiva a las personas con tendencia sedentaria a que hagan ejercicio. Pero si el paciente tiene problemas de movilidad, lo mejor es un perro u otro animal capaz de permanecer quieto.

La facilidad de desplazar los animales también puede resultar determinante, es decir, un perro puede ir a cualquier lugar; mientras que un caballo no.

Algunos de los colectivos que pueden beneficiarse de las terapias asistidas con animales son: personas mayores con depresión, enfermos de alzhéimer, personas con discapacidad o enfermedad mental, adolescentes con problemas de conducta, mujeres víctimas de violencia de género, etc.  

Las terapias asistidas con animales dirigidas a personas mayores trabajan las siguientes áreas:  

  • Cognitiva. Con el fin de estimular la atención, la concentración, la memoria, el lenguaje, la percepción sensorial y la toma de decisiones.
  • Física. Se ocupa de la motricidad fina y gruesa, mejora el tono muscular y el equilibrio. También trabaja los gestos faciales y el lenguaje corporal.
  • Emocional. El vínculo afectivo que surge entre el animal y los residentes favorece la capacidad de expresión emocional y mejora la autoestima. Asimismo, trabaja la memoria, los recuerdos y la autonomía emocional.
  • Comunicativa. Aumenta la interacción entre los usuarios y el animal mediante gestos, diálogo, expresiones emocionales, etc. Esto afecta de manera positiva a las relaciones entre los mayores y sus familias, pero también con otros usuarios y con los propios trabajadores del centro.

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