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Jubilación   7 Ene 2019

Cuando el ahorro para la jubilación es un mal trago: ¿cómo puedo conseguir una buena pensión si soy autónomo?

Autor

Instituto BBVA de PENSIONES

Tienes tres alternativas: mejorar tu prestación pública, cotizando más a la Seguridad Social; impulsar tu ahorro privado o trabajar más años para mantener tu nivel de ingresos.

Cuando llegan a la edad de jubilación, muchos autónomos obtienen unas pensiones sensiblemente menores a las de los jubilados que han estado contratados por cuenta ajena. Cobran, de media, en torno a un 40% menos de lo que se paga de media en el Régimen General, y aproximadamente un tercio menos que la media total del sistema de la Seguridad Social. La razón es que la mayoría de autónomos, en torno al 80%, opta por cotizar a la Seguridad Social por la base mínima, es decir, por pagar lo mínimo posible.
 
Y claro, cuanto menos pagas, menos recibes después a la hora de jubilarte: si en el presente pagas poco, en el futuro tendrás que pasar ese mal trago de recibir una pensión sensiblemente menor a los de los trabajadores por cuenta ajena con mayores cotizaciones. “Casi un millón de autónomos cotizan en la actualidad por encima de sus ingresos reales, pero otros tantos lo hacen por debajo, lo que hace injusto y poco solidario el sistema”, denunciaba este otoño en un comunicado el secretario general de UPTA, Sebastián Reyna.
 
Algunas asociaciones de autónomos denuncian además que, con la crisis, los ingresos de los autónomos también han bajado, lo que complica su capacidad para cotizar por bases más altas y obtener mayores ingresos públicos de cara a la jubilación. En este entorno de crisis, y de reforma de pensiones que introduce nuevos parámetros en las prestaciones públicas, si eres autónomo, tienes un gran reto por delante para construir un ahorro suficiente de cara a la jubilación que te permita mantener el nivel de vida.
 
Si eres autónomo, estás cotizando el mínimo a la Seguridad Social y además las reformas nos llevan a menores prestaciones públicas futuras, tienes tres alternativas para construir un buen futuro.
 

Las alternativas

1. La primera es aumentar las cotizaciones a la Seguridad Social, con el objetivo de asegurarte de que tu pensión pública sea mayor en el futuro y te permita vivir mejor en la jubilación. Con la reforma de pensiones, para conseguir la pensión máxima los autónomos tendrán que incrementar a partir de los 42 años (25 antes de la jubilación, el periodo de cálculo considerado a partir de 2022) sus cuotas a la Seguridad hasta aproximadamente los 500 o 600 euros, y deberán cotizar ininterrumpidamente desde los 30 (para tener cotizados, cuando se jubilen a los 67 años, un total de 37 años, los exigidos para cobrar el 100% de lo aportado).
 
2. Pero si tu negocio no te lo permite, o tus previsiones sobre las futuras reformas en el sistema público te llevan a desconfiar, la otra alternativa es clara: el ahorro privado.Es cierto que desde algunas asociaciones denuncian que la crisis se ha comido buena parte, o la totalidad, de los capitales que los autónomos tenían para su futuro. Y que por eso estos trabajadores han reinvertido en los negocios para intentar mantenerlos a flote ante la ausencia del crédito, lo que significa que el ahorro se ha reducido o ha desaparecido en algunos casos. Pero es esencial que ese ahorro privado se reestablezca cuanto antes, aunque sea con pequeñas aportaciones mensuales.
 
Ese ahorro puede ir destinado a productos muy diversos, tales como la inversión directa, los depósitos, los seguros o los fondos de inversión y planes de pensiones…, y es el autónomo y su asesor los que deben decidir los más adecuados en función de sus objetivos, su perfil de riesgo y su fiscalidad. Si se buscan beneficios fiscales, los fondos de inversión o los planes de pensiones individuales pueden ser una potente alternativa. El autónomo no puede participar en planes de empleo de terceras empresas pero sí puede ser partícipe del plan de empleo de su propia empresa.
 

Jubilación más tardía

3. La tercera alternativa consiste en trabajar más años y jubilarte más tarde, beneficiándote de las ventajas que aporta esta decisión. Hay dos fórmulas para ello. En primer lugar, seguir trabajando plenamente para contar con ingresos mayores a los que se obtendrían con la pensión pública. En ese caso, al acceder a la jubilación más allá de la edad oficial, existe la posibilidad de que se incremente la pensión por encima del 100% de la base reguladora, con la condición de haber cotizado un mínimo de años (por cada año adicional trabajado, el coeficiente será del 2% anual para las carreras profesionales inferiores a 25 años, del 2,75% para las comprendidas entre 25 y 37 años y del 4% para los que tengan una carrera laboral completa (38 años y medio) a partir de los 65 o 67 años de edad). Pero el autónomo debe analizar si este beneficio repercute positivamente en su caso o no le compensa, al existir un importe máximo de pensión a recibir.
 
La segunda vía es aprovechar la nueva figura del pensionista activo, que permite compatibilizar el trabajo, por cuenta propia o ajena y a jornada completa o parcial, con el cobro de parte de la pensión correspondiente. Hasta hace poco la posibilidad de compatibilizar trabajo y pensión sólo existía para los asalariados a tiempo parcial y para los autónomos con ingresos no superiores al salario mínimo interprofesional (SMI) pero recientemente se ha extendido. La persona que opte por esta modalidad cobrará hasta el 50% de la pensión que le corresponda (con una cotización simbólica que no se trasladará a la base de cotización) y cuando el contrato termine y se produzca el retiro total y definitivo, percibirá el 100% de la pensión correspondiente.
 
Esta tercera vía aparece ser una opción con cada vez más aceptación: de hecho, la edad media de jubilación entre los autónomos es de 65,4 años mientras que la del conjunto de trabajadores apenas si supera los 63 años de edad. Asimismo, el 51,3% de los cotizantes que siguen trabajando más allá de los 65 años son autónomos y, de ellos, el 42,9% son mujeres que mantienen su actividad por cuenta propia. En 2011, 2.774 autónomos se jubilaron con 70 o más años y hubo 188 que lo hicieron pasados los 80 años de edad, según datos de la asociación de trabajadores autónomos ATA.
 

¿Qué vía elegir?

De estas tres opciones, ¿cuál es la mejor? Lo ideal podría ser una combinación de todas ellas. Todas tienen sus riesgos, en dos primeros casos más de tipo regulatorio o de mercados, y en el tercero, un riesgo podría ser la salud del trabajador, por ejemplo. Pero convendría apoyarse en las tres: en primer lugar, en la estabilidad de la pensión pública contributiva, ingresos que en mayor o menor medida deberían seguir existiendo, y aumentar las cotizaciones, a la vez que se fomenta el ahorro privado, aprovechando la posibilidad de ahorro a largo plazo, rentabilidades y ventajas fiscales que ofrecen los productos financieros. (El ahorro para la jubilación y los autónomos ) Y, si eso no basta, plantearse alargar la vida laboral no es baladí, teniendo en cuenta que los gobiernos tratan de incentivarlo para mejorar la sostenibilidad del sistema público. 

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