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Jubilación   10 Dic 2020

¿Qué son la sostenibilidad y la suficiencia de las pensiones?

Autor

Instituto BBVA de PENSIONES

Las reformas de 2011 y 2013, orientadas a asegurar la sostenibilidad de las pensiones, pueden tener impacto en la generosidad de las mismas

IMPORTANTE: Tras la aprobación de los Presupuestos Generales de 2018 el 5 de julio de 2018, la entrada en vigor del Factor de Sostenibilidad se retrasó hasta una fecha no posterior al 1 de enero de 2023. Además, en octubre de 2020 la Comisión del Pacto de Toledo ha recomendado volver a vincular las pensiones al IPC de forma definitiva, manteniendo su poder adquisitivo.

En el debate actual sobre las pensiones se manejan con frecuencia dos conceptos o, más bien, dos objetivos que debe cumplir el sistema: la sostenibilidad y la suficiencia de las prestaciones. Antes de profundizar en estos conceptos, recordemos los principios en los que se basa la Seguridad Social en España. Son cuatro:

  1. Principio de reparto: las cotizaciones de los trabajadores en activo financian las prestaciones existentes en ese momento, incluidas las pensiones de aquellos que dejaron de trabajar.
  2. Principio de proporcionalidad contributiva: la prestación será proporcional a las cantidades aportadas al sistema público, así como a la duración de la cotización a lo largo de toda la vida laboral.
  3. Principio de gestión pública: El sistema de la Seguridad Social está financiado y gestionado por entidades públicas.
  4. Principio de suficiencia de prestaciones: Los beneficios deben ser suficientes para asegurar un nivel de vida similar al que se tenía cuando se percibía un salario. Es lo que se conoce por tasa de sustitución.

Sostenibilidad y suficiencia: ¿se pueden asegurar ambas?

La sostenibilidad financiera del sistema consiste en que los ingresos (cotizaciones) sean capaces de cubrir los gastos (prestaciones) en el corto, medio y largo plazo. Hay variables que son verdaderos retos para la sostenibilidad del sistema: entre ellos, el incremento de la esperanza de vida, que supone abonar pensiones durante un mayor número de años, y el descenso de la natalidad, que supone un problema para el futuro de los ingresos dado que menos nacimientos implicará menos cotizantes.

Las reformas de 2011 y 2013 iban encaminadas a garantizar la sostenibilidad de las pensiones.

La primera supuso el incremento de la edad de jubilación o el endurecimiento de las condiciones para alcanzar el 100% de la pensión. También amplió el periodo de referencia para el cálculo de la pensión, desde los 15 últimos años hasta los 25 últimos, donde quedará fijado en el año 2022.

La segunda reforma (2013) trajo una nueva forma de calcular la revalorización anual de las pensiones, llamado IRP-Indice de Revalorización de las Pensiones, en base a la salud de las cuentas de la Seguridad Social y no exclusivamente al IPC como se hacía antes. Esa nueva forma de revalorización, que no se aplicó en 2018, 2019 y 2020 ( se aplico el IPC), quedará definitivamente derogada probablemnte durante 2021, siguiendo las recomendaciones del Pacto de Toledo y la intención del Gobierno, periodó durante el que se legilará la vinculación al IPC de la revalorización de las Pensiones.

Además la reforma de 2013 trajo consigo el factor de sostenibilidad, que vinculará la cuantía de las pensiones a la evolución de la esperanza de vida, y que se iba a aplicar desde 2019, pero que actualmente esta suspendido hasta una fecha no posterior a 2023.

La suficiencia de las pensiones se refiere a la adecuación de las cuantías para que los pensionistas puedan hacer frente a sus necesidades. Las pensiones serán más suficientes cuanto más generosas sean en términos de cuantía. ¿Cuál es el futuro de las pensiones en cuanto a su suficiencia? Evidentemente, podemos concluir que difícilmente habrá suficiencia de las pensiones si no es sostenible el sistema. Sin embargo, puede haber cierto conflicto entre estos dos objetivos, en el sentido de que algunas de las medidas implementadas o implementables para asegurar la sostenibilidad del sistema pueden tener un impacto negativo en la generosidad futura de las pensiones. De hecho, la tasa actual de sustitución para un salario medio, que se refiere a la relación entre la pensión y el último salario, se sitúa actualmente en España en niveles cercanos al 80%. Algunas voces apuntan que en pocas décadas esta tasa podría caer a niveles del 50%.

En este entorno, cobra especial importancia la necesidad de incrementar al máximo la calidad y cantidad de información a los trabajadores sobre su futura jubilación, con el objetivo de que estos puedan tener conocimiento sobre a qué se enfrentan realmente y cómo desean planificarlo. 

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